miércoles, 24 de octubre de 2012

¿Por qué no puedo concebir un hijo?


Dar la vida es, sin duda, el don más hermoso y poderoso con el que hemos sido dotados. Gracias a él, nos sentimos unidos a Dios, pues logramos imitar su labor creadora aportando el germen de la vida a nuestro alrededor.

Cuando el hombre, en sus acciones, respeta las Leyes Divinas, podemos esperar que el fruto de lo construido sea armonioso y estable. Ahora bien, cuando en nuestro comportamiento humano alteramos el Orden Cósmico, entonces, nuestros frutos no nos aportarán la satisfacción de gozar del placer de deleitarnos con el sabor de lo divino.

El hombre, creado a imagen y semejanza de su creador, cuenta con sus mismos poderes -en estado potencial-. La capacidad de procrear nos permite por lo tanto desarrollar nuestra capacidad divina. Cuando ponemos obstáculo a esta tarea, estamos creando una circunstancia que alterará el lógico proceso de la creación, con lo cual, los frutos serán amargos y distorsionados.

El aborto voluntario provoca en el cuerpo físico, el mensaje de que no se está dando el uso correcto al órgano procreador. Por lo tanto, cuando en posteriores vidas tengamos el deseo de dar vida, como hemos inscritos en nuestras células vitales la huella de la “no creación”, nos veremos imposibilitados de engendrar esa vida.

He tenido la posibilidad de comprobar a través de la astrología cómo ciertos aspectos vinculados con el trabajo de Escorpio, provocan en la persona en cuestión, la imposibilidad de generar vida. Cuando se realiza un estudio profundo de la carta de dicha persona, comprobamos que los trabajos propios del signo Escorpio no han sido realizados debidamente.

Una aptitud positiva hacia la vida y la defensa por la procreación, es decir una transformación de la conciencia con respeto a esta cuestión, creará un nuevo código en el cuerpo vital, con lo cual permitirá que en otra vida podamos realizar nuestra voluntad de dar vida.